El movimiento del Realismo se ha caracterizado siempre por ir
de la mano con la vida cotidiana, hechos reales y acontecimientos que marcaron la historia de
los seres humanos. El Realismo es un movimiento literario y pictórico que
surgió a mediados del siglo XIX, marcando una ruptura con el Romanticismo.
El término "réalisme" comenzó a usarse a partir de
la exposición de cuadros de Gustave Courbet, en 1850 en París. Courbet es
considerado el padre de dicho movimiento que se caracteriza por la representación
exacta de la realidad. Pocos años después, el realismo se manifestó en el campo
literario: en 1856.
Se caracteriza por ser verosímil, con una descripción
detallada dentro de sus narraciones, preferencia de un narrador omnisciente,
compromiso social y un estilo directo y natural. Muchas obras literarias de
carácter realista son ambientadas en periodos o acontecimientos históricos,
entrando mucho dentro de la piel de los personajes, algunos partícipes de movimientos
sociales o guerras; personajes que fueron víctimas de un sistema o de un
individuo que trató de atropellarlo, personas que lucharon por alguna causa o
se vieron obligados a alzar su voz, o simplemente las vivencias tradicionales
dentro de una sociedad u otra, de ahí su compromiso social; y en algunos casos otros personajes ficticios simplemente
desarrollándose dentro de estos escenarios.
El Realismo a veces resulta en dejar un impacto más grande en
la memoria de un lector, porque tiene un efecto menos amplio al leerlo, va
directo al grano y tiene cierta naturaleza y simpleza que hace que sea más
fácil reconocer y sentirse identificados con este tipo de situaciones. El
Realismo posee una relación especial con la historia porque en varios casos depende
de ella, se origina dentro de ella y en algunos casos le da continuidad o un
rumbo diferente dentro de la narrativa; puesto que la literatura realista se
puede basar de hechos históricos y también puede darle seguimiento a un evento
histórico “inconcluso” o modificarle. El
Realismo crea ficción a partir de eventos históricos o de retratos e imágenes
de la realidad y vida cotidiana de una sociedad, como por ejemplo “Anna
Karenina” de León Tolstoi, que se ambienta en la sociedad y aristocracia rusa
del siglo XIX; y “Los de abajo” de Mariano Azuela, que se ambienta en los
movimientos campesinos que dieron origen a la Revolución Mexicana de 1910. El
Realismo está libre de toda aquella fantasía, terror, romance, etc. que
caracterizó a otros movimientos literarios; éste surge como un escape o
contradicción a estos elementos que en su momento hicieron viajar a la imaginación del hombre a distancias y
mundos inimaginables y que le causaron diversos sentimientos y emociones; el
Realismo siempre continúa mostrando sentimientos, pero con una expresión
natural, sencilla y cruda, pues muestra la realidad y la vida cotidiana como lo
es, sin ningún disfraz o decoración que le parezca ser algo mejor, cosa que le
da un grado de credibilidad a las historias.
En los cuentos “La ficha de la muerte” y “El poder de la
infancia” de Mark Twain y León Tolstoi se
encuentra un trasfondo lleno de realismo; en ambos cuentos el orden cronológico
de los eventos de la historia están conectados con hechos reales de gran importancia como lo
fue la Revolución Rusa de 1917 y el mandato de Oliverio Cromwell y el
derrocamiento de Carlos I en Inglaterra durante el siglo XVII. Los autores adaptaron sus historias para que
coincidieran con estos hechos y personajes, sumergiendo a los lectores en un
ambiente en donde el aire de guerra y batalla se respiraba cada vez más fuerte;
los personajes de ambos cuentos son víctimas de la actualidad de sus historias.
Ambas historias buscan suavizar el oscuro contenido con la conmovedora figura
de los niños, aunque no quita la posibilidad de la intervención de los niños en
eventos relacionados a su contexto en la vida real. Al leer los cuentos, no se
nota tanto el oscuro tema y trasfondo de la de historia porque el carácter e
inocencia de los niños es suficiente para entretener y al mismo tiempo contar
una historia triste. En “La ficha de la muerte”, el Coronel Mayfair es
perseguido por los soldados de Lord Oliverio Cromwell, e intenta disfrazar en forma de cuento de
dormir para su hija Abby su futura condena; el Realismo se encuentra implícito
en la forma del temor del joven coronel y en la espera de su ejecución sin la
capacidad de hacer algo para evitarlo, así también en la participación misma
del Lord Cromwell, que desea librarse de la decisión de matar y hace que Abby
escoja, reconociendo a su padre entre los condenados. Lord Cromwell fue
católico y puritano, lo que le impedía escoger a quien ejecutar, al hacerlo por
medio de Abby vio un acto de amor extremo e impidió la ejecución. El personaje
del coronel Mayfair pueda que sea ficticio, pero las emociones que se
demuestran por medio de su hija son definitivamente reales, incluso pudo ser
inspirada en las hijas de Twain. En “El poder de la infancia”, una tierna mirada
de un niño y los genuinos sentimientos hacia un padre en un escenario de vida o
muerte logran salvar la vida del padre de éste; durante la Revolución Rusa los
combatientes o allegados al gobierno del Zar eran ejecutados por el mismo
pueblo, este caso es una representación de varios casos que sucedieron
realmente, uniendo el simple afecto de un pequeño hacia su padre y una
ejecución en proceso logran una imagen realista, de la mano con la actualidad
de la sociedad rusa de 1917.
Sin una historia de la humanidad, llena de rebeliones,
muertes, guerras, personajes despreciables e inspiradores, actos de hermandad y
paz, transiciones, fenómenos, transformaciones, triunfos y derrotas, milagros y
desgracias, por nombrar entre muchas cosas, no podría constatarse lo que el
Realismo es realmente: la forma de expresión acerca de la vida, obra y
sentimiento del ser humano en el ambiente en el que le fue determinado
desarrollarse y en el que se constituye su realidad.
El concepto de Historia influye en el Realismo de tal forma
que lo define. Concluyendo que la historia hace al Realismo, provee su origen y
su continuidad, le da al autor la oportunidad de crear una solución al problema
que originó el conflicto del periodo que éste eligió, y le puede hacer
reflexionar de alguna forma cómo el ser humano cayó en tal pensamiento. Permite
ver la vida cotidiana desde afuera del pensamiento propio, una visión exterior.
Permite ver la realidad en una versión un poco mejor de lo que se conoce y
hasta incluso una versión ideal, claro sin llegar hasta lo fantástico.
“La
literatura no puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es
que la literatura escoge, la vida no”
Pío Baroja,
escritor español de la Generación del 98.
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