Revolución Rusa
La gran Revolución de Rusia, fue un
movimiento político, social y económico , que estallo en el año 1917, está
considerado, por las trascendentales consecuencias que derivándose de ella,
como uno de los más grandes acontecimientos de la Época contemporánea y, a su
vez, como uno de los hechos más memorables que registra la historia de la
humanidad.
Esta revolución, que estuvo dirigida,
casi exclusivamente por obreros, campesinos y soldados, es decir, por el pueblo
mismo, trajo como resultado el derrumbe de la dinastía despótica de los Zares,
con Nicolás II su ultimo soberano, lo que significó la abolición del sistema
absolutista hasta entonces imperante, a la vez que origino también el
establecimiento de un gobierno de carácter comunista, dirigido por un grupo de
bolcheviques (partidarios, en mayoría, de la doctrina de Marx, de tendencia
radical), que tuvo por supremo jefe a Lenin (Vladímir Ilich Uliánov)
revolucionario y enérgico político.
El Estado quedo así, organizado bajo
la forma de una República Socialista Federal, dirigida por comités de obreros
denominados Soviets, es decir que la clase trabajadora asumía así, la dirección
del gobierno de Rusia. El triunfo de la Revolución, significo la transformación
de un estado feudal en una de las naciones más grandes de la Tierra.
Las Causas que originaron la
Revolución Rusa fueron de tres clases: Políticas, Sociales y Económicas
· Causas Políticas:
Rusia se hallaba gobernada por una monarquía
absoluta y despótica, donde la voluntad del soberano (denominado Zar, es decir,
gran Rey) era considerada como ley. El Zar tenía un poder ilimitado; gobernaba
en forma arbitraria, es decir, sin dar cuenta de sus actos a nadie y sin
respetar las libertades y derechos de sus súbditos. Indiferente a las
aspiraciones de las mayorías, no demostró interés por el progreso y bienestar
de su pueblo. Por otra parte, la Duma o parlamento, casi siempre se mostró
dócil e incondicional al soberano.
· Causas Sociales:
La organización social de Rusia
estaba basada en la más absoluta desigualdad. Distinguiéndose dos clases
sociales bien marcadas:
a) La Nobleza, con el Zar a la
cabeza, constituía junto con la aristocracia, la clase privilegiada de Rusia.
Ellos dirigían el gobierno, eran los más grandes propietarios, disfrutaban de
todos sus derechos y gozaban, así mismo, de toda clase de privilegios.
Mostrándose ajenos e insensibles a las necesidades y sufrimientos del pueblo.
b) El Pueblo, estaba formado por
profesionales, empleados, obreros y campesinos , que clamaban porque se les
reconociese sus libertades y derechos, porque desapareciese la explotación, el
excesivo número de horas de trabajo y los bajos jornales; pidieron, así mismo,
una mejor distribución de la tierra y el predominio de la justicia sin
distinción de clases. Fueron la columna vertebral de la Revolución Rusa, pues
gracias al triunfo de esta, lograron transformar un estado feudal en una
prospera nación industrializada que le disputaría el dominio global a los EE.UU
(Guerra Fría).
· Causas Económicas:
El sistema económico imperante,
caracterizado por el monopolio de la tierra y de las riquezas a cargo de un
grupo minoritario (nobleza y aristocracia), mientras la mayoría de la población
se hallaba sumida en la más completa miseria e ignorancia.
Por otra parte, tanto los campesinos
como los obreros eran explotados en la forma por demás inhumana, en las
haciendas y en las fábricas, al exigírseles un elevado número de horas de trabajo
diario (hasta 15 horas) y recibir, en cambio, reducidos salarios que resultaban insuficientes. Esta
situación se agravo debido a la falta de una agricultura e industria altamente
tecnificadas y modernizadas, que no suministraban una producción a tono con las
necesidades del país.
Nicolás II
Nicolás II, el último zar de Rusia,
rey de Polonia y gran duque de Finlandia, se convirtió en un símbolo trágico
del cambio de rumbo de la historia rusa del siglo XX. La crisis que destruyó el
gran Imperio ruso se reflejó en el destino del soberano, caído junto a su
patria en el torbellino revolucionario. El día de su abdicación (el 2 de marzo
de 1917) y el de su asesinato (el 17 de julio de 1918) cambiaron el curso de la
historia.
Nicolás II fue coronado el 14 de mayo
de 1896 (estilo antiguo). Los días entre el 6 y el 26 de mayo fueron declarados
“Período de la Coronación”.
El gobierno de Nicolás II se
caracterizó por el crecimiento económico: de 1885 a 1913 la media de
crecimiento económico fue del 2%, y los ritmos de producción agrícola, del 4,5%
al 5% al año.
A finales de febrero de 1917 en San
Petersburgo comenzaron unas revueltas que, al no encontrar resistencia por
parte del poder, se transformaron al cabo de unos días en unas protestas
multitudinarias contra el Gobierno y la casa real. Al principio el zar quiso
arreglar la situación por la fuerza pero cuando comprendió la magnitud de los
disturbios, rechazó el uso de la violencia temiendo un gran derramamiento de
sangre.
Algunos militares de alto rango,
miembros de la corte imperial y políticos convencieron al zar de que para
apaciguar el país se requería un cambio de Gobierno y que era necesaria su
abdicación del trono. El 2 de marzo de 1917 en Pskov Nicolás II firmó el acta
de abdicación a favor de su hermano Miguel. Sin embargo, la presión de los
revolucionarios obligó a este a renunciar al trono pocas horas después.
El 9 de marzo Nicolás II y la familia
imperial fueron arrestados. Después de la abdicación del emperador una comisión
especial del Gobierno provisional investigó los materiales para realizar un
juicio contra el antiguo monarca y su esposa, Alejandra, con una acusación de
alta traición.
La noche del 17 de julio de 1918, en
el centro de Ekaterimburgo, en el sótano de la casa Ipátiev, los presos
—Nicolás, la zarina, sus cinco hijos y unos sirvientes (en total 11 personas)—
fueron fusilados sin juicio.
Alejandro II
El futuro zar ruso, perteneciente a
la dinastía Románov e hijo mayor del emperador Nicolás I y la emperatriz
Alejandra, nació en Moscú el veintinueve de abril 1818.
El joven Alejandro se enamoró de la
princesa Maximiliana Guillermina de Prusia, de catorce años, y se casó con ella
a pesar de la “irregularidad” de su condición.La princesa fue bautizada según
las tradiciones de la Iglesia ortodoxa rusa recibió el nombre de María Alexándrovna.
El matrimonio tuvo ocho hijos —seis niños y dos niñas—, el tercero de los
cuales heredó el trono de Rusia como Alejandro III.
Tras subir al trono en 1856 al morir
su padre, Alejandro II en primer lugar puso fin a la Guerra de Crimea, que
azotaba el sur de Rusia, que albergaba la base de la Armada rusa del mar Negro.
Debido a los errores en la planificación y abastecimiento militar, el país no
podía resistir con los ataques de sus enemigos: el imperio otomano, Francia,
Inglaterra, Austria, y Prusia. El zar ordenó firmar la paz de París, que
prohibía a Rusia tener buques de guerra en el mar Negro y el país perdió varios
territorios conquistados en la época de Catalina II. Las cláusulas del acuerdo
de París fueron suspendidas en 1878 cuando Rusia derrotó a Turquía en la
campaña militar de los Balcanes.
En la época de Alejandro II se renovó
la política de expansión del imperio hacia nuevas tierras: se sometieron al
poder del zar definitivamente los territorios del este del Cáucaso, desde
Osetia del Norte hasta el mar Caspio; el zar ruso culminó con éxito las
operaciones militares en Asia central; y se procedió a la colonización de
Siberia, la anexión de los territorios de Manchuria y la cuenca del río Ussuri.
Asimismo se firmó con China la primera delimitación territorial, que le dio a
Rusia salida a los mares del Lejano Oriente.
En 1867 el emperador decidió vender
Alaska. Este territorio de América del Norte fue colonizado por cosacos y
comerciantes rusos desde el siglo XVII. Alejandro II y sus consejeros,
analizando la situación, llegaron a la conclusión de que “los gastos del
mantenimiento y protección de los territorios de Alaska —muy vulnerables en
aquella situación geopolítica— van a superar los posibles ingresos en el
futuro”. 1 518 000 de kilómetros cuadrados fueron vendidos al Gobierno de
Estados Unidos por 7,2 millones de dólares
Al emperador Alejandro II se le
conoce también como “el Emancipador”. En 1861 promovió la reforma económica,
política y social conocida como “la abolición del régimen de servidumbre”.
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